Bendita mujer madura, cargada de cautelas y audacias,
tu madurez no es del pendenciero calendario,
sino de tu enérgica motivación y sana militancia.
Equitativa, auténtica, dueña de tu cuerpo y de tu horario, contemplas el horizonte sabiendo que no es un final, que las auroras robarán la firmeza de tus encantos
pero ya nada destruirá tus certezas, ni tu dignidad.
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