No Pierdas El Cielo Por Irte Con Una Estrella Fugaz






NO PIERDAS EL CIELO POR IRTE CON UNA ESTRELLA FUGAZ


A veces nos damos cuenta tarde que teníamos el cielo cuando ya lo hemos perdido, quizá porque al principio no distinguíamos bien que lo era y lo abandonamos por seguir a una estrella fugaz, porque en su momento se veía hermosa. Gran error. Entonces ¿Cómo saber cuál es el cielo y cuál es la estrella fugaz antes de que haya pasado?


Lo primordial es analizar todas las variables de nuestras opciones y tratar de escuchar a nuestro corazón, que siempre intentará ubicarnos en donde nos convenga estar. ¡OJO! Es escuchar la voz del corazón y no del EGO teniendo en cuenta que para el ego no importa tanto los efectos colaterales de las decisiones tomadas, mientras que las decisiones tomadas desde el corazón buscarán el beneficio de la mayoría de los involucrados.







Consideremos si vale la pena poner en juego a la persona que nos ha dado estabilidad, amor, compañía, que ha velado siempre por el bienestar de la relación, que nos ha dado un lugar especial en su vida y en su corazón, de evaluar si estamos dispuestos a perder todo aquello que consideramos importante, que de alguna manera ha logrado definirnos y hacerse parte integral de nosotros.


Tal vez sin querer buscamos esa adrenalina ante la novedad y toquemos puertas donde muchas veces nos puede hacer querer permanecer allí, en ese territorio inexplorado. Pero como todo, no sabemos a ciencia cierta con qué nos encontraremos y será muy duro darnos cuenta de que nunca debimos haber cruzado ciertas puertas o permitir que entraran en nuestros espacios.




Valora el espacio y el cielo donde estás, con sus agujeros negros porque si nos dedicamos a nuestro cielo, nos podemos dar cuenta de que no es necesario esperar que algo más nos llame la atención, distinto a lo que está allí para nosotros, que justo en ese cielo tenemos todo lo que necesitamos y si aún así decides explorar otros espacios procura hacerlo sin dañar y con respeto asumiendo el riesgo y las consecuencias de nuestras decisiones.






Fuente: Utopico

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