Consejos Para Cultivar Suculentas En Interiores




Consejos Para Cultivar Suculentas En Interiores


Para algunas personas, cultivar las plantas suculentas en espacios interiores puede resultar una experiencia frustrante debido a los pobres resultados obtenidos. Sin embargo, con un poco de información será posible tener estas especies creciendo felizmente en el interior de la casa.

En primer lugar, conviene saber cuáles son aquellos géneros o familias de crasas que mejor se adaptan a las particulares condiciones de los ambientes dentro de una vivienda. Por ejemplo, las 
Haworthias y Gasteraloes son dos géneros que pueden crecer y desarrollarse sin inconvenientes en esos lugares.



Para lograr que las plantas suculentas cultivadas en interiores puedan permanecer lo más saludables posible, conviene seguir unos simples consejos referidos a la exposición a la luz del sol, el riego, el tipo de recipiente de cultivo, la temperatura ambiente y el control de insectos.


1. Exposición: A menudo, las plantas suculentas cultivadas en el interior de una casa tienen dificultad para obtener suficiente luz solar. En ese caso, se puede mantener los especímenes tan cerca de la ventana como sea posible, pero teniendo cuidado de que no se produzcan quemaduras por el sol en caso de que el área se sobrecaliente con facilidad. Esto tiende a ocurrir más con ventanas orientadas al norte, que tienden a obtener la mayor cantidad de luz si la casa se encuentra en el hemisferio sur. Por lo general, una exposición de alrededor de 6 horas al día puede ser suficiente para el desarrollo saludable de estas plantas.


2. Riego: Es muy difundida la idea de que las suculentas no necesitan agua, pero eso no es verdad. En realidad, crecen mejor cuando tienen las raíces empapadas con agua, pero si se mantiene el suelo húmedo de manera constante todos los días el exceso puede resultar fatal, como también puede serlo el rociar ligeramente con un pulverizador. Básicamente, es aconsejable darle a las suculentas suficiente agua como para que el suelo se moje completamente y dejar que el suelo se seque completamente antes de regar de nuevo. También hay que tener en cuenta que estas especies tienen un periodo de latencia (la mayoría de ellas en el invierno) y no necesitan tanta agua durante ese período en el que no están creciendo y no consumen tanta agua.


3. Recipientes: Los contenedores donde se cultivan las plantas suculentas en interior deben tener un buen drenaje, por eso deben evitarse los envases de vidrio o los terrarios que impidan la correcta evacuación del exceso de agua, que se convierte en un serio problema sobre todo en invierno, cuando estas plantas necesitan menos agua de lo normal, además de convertir el suelo en caldo de cultivo para insectos o enfermedades. La buena circulación del aire también es importante para las suculentas en el invierno para ayudar a mantener el suelo seco y para favorecer la respiración de las plantas.


4. Temperatura: Si se cultivan plantas suculentas en el interior durante todo el año, no suelen notar mucho cambio en la temperatura a menos que estén justo al lado de la ventana. Como regla general, las suculentas les gusta estar caliente durante el verano y frío durante el invierno. Si es posible, se debería mantener la temperatura en el verano entre 20 y 25°C. Durante el invierno, la temperatura interior ideal debería ser de 10 a 15°C. En general no es una buena idea dejar que las plantas suculentas se expongan a niveles por debajo de cero ya que esto tiende a causar daño a la mayoría de las especies.


5. Insectos: Si se siguen estas prácticas saludables para cultivar suculentas como plantas de interior (buen riego, buen drenaje del suelo, luz de sol, circulación del aire y temperatura), los insectos no deberían ser un problema. El suelo demasiado húmedo puede favorecer la aparición de mosquitos, por lo que conviene tener cuidado con el drenaje y con el riego. Las cochinillas también pueden hacer su aparición en las plantas suculentas en el interior de la vivienda, y en ese caso se recomienda rociarlas con alcohol y también verterlo en el suelo para matar los huevos que pudieran quedar.



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