El clavel común crece fácilmente en suelos ordinarios y bien drenados. Requiere poco mantenimiento, aunque sí una buena iluminación. El riego también es importante para los claveles: debe ser constante aunque moderado. No debemos anegar la planta porque se pudrirá. En primavera y verano los riegos serán más habituales. Los deberemos realizar una vez al día.
Para abrirse, las plantas necesitan estar espaciadas al menos 30 centímetros (15 para las variedades enanas). Es recomendable también retirar las flores secas o dañadas regularmente para asegurarnos una floración abundante. Este periodo de floración se extiende generalmente desde el final de la primavera hasta las primeras heladas.
Los claveles se multiplican fácilmente por esquejes. Corta 10 tallos de 10 centímetros como mínimo, quita las hojas de abajo y replántalas. La utilización de complementos aunque no es indispensable, sí es aconsejable. Para realizar trasplantes, mejor realizarlos en otoño. A finales del mes de Abril siembra las semillas distanciadas 10 centímetros unas de otras, en un sitio donde vayan a tener una excelente iluminación (los claveles sí que pueden estar expuestas a pleno sol).
En la presentación de esta vistosa y conocida flor te hemos hablado de que, entre sus muchas propiedades, los claveles son plantas bastante aromáticas. Pero debemos tener cuidado con este aroma, pues no es del todo agradable para todos los olfatos. Es un aroma peculiar que muchas veces no gusta. Si te gusta el olor que desprende, piensa que además esta flor tiene la ventaja nada despreciable que aleja a los insectos dañinos y peligrosos para el jardín.
Fuente: Florpedia.com
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