Cómo Salvar Una Planta Marchita





Cómo salvar una planta marchita




Cuando una planta empieza a marchitarse, algo no va bien. La enfermedad se muestra con muchos síntomas, aparece mustia, lacia, amarillenta, sin hojas, con las hojas sin brillo. En cada caso, el origen es diferente, incluso se puede deber a varias causas a la vez, pero por lo general suelen ser deficiencias de cultivo.


1.- ¿Está seca?

Lo notarás porque se ve lacia, pierde hojas (sobre todo las plantas de hoja pequeña) y el resto están algo secas y pardas.

Sumerge la tierra en agua y revivirá. Sacas el cepellón de la maceta y verás que la mayor parte de la tierra está seca y apelmazada. Para recuperar la planta lo más efectivo es introducirla directamente en un recipiente con agua, sin la maceta. Dejas la planta hasta que veas que el cepellón está completamente húmedo.

Te irá bien con plantas que necesitan tanto riego qu es difícil satisfacer sus necesidades, como la azalea, la hortensia o los helechos.

No te volverá a pasar si tocas con frecuencia el sustrato para comprobar si está húmedo, si no quedan restos de tierra en la punta de los dedos al hacerlo, es que necesita agua.


2.- ¿Exceso de agua?

Lo notarás porque está lacia y te extrañará porque la riegas con frecuencia, pero esa es la causa de su marchitamiento.

Saca el cepellón y seca la tierra. Sacas el cepellón de la maceta y lo pones a escurrir sobre papel de periódico o papel de celulosa, como puede ser un papel de cocina.

Envolvemos la tierra en el papel hasta que absorba el exceso de agua, cambiándolo las veces que sea necesario. A partir de ese momento puedes esperar un mínimo de dos días antes de volver a regar.

Te irá bien con plantas como la diefembaquia, la aspidistra, o el ficus de hoja grande que necesitan riegos más bien moderados.

No te volverá a pasar si mejoras el drenaje y retiras los restos del agua de riego.


3.- ¿Pierde hojas?

Lo notarás incluso antes de caer las hojas, porque empiezan a ponerse amarillas o marrones.

Recurre a la poda drástica del ejemplar, dejando los tallos con unos 10 cm de longitud, si puedes que tenga nudos, lo que permitirá a la planta rebrotar y de paso la rejuvenecerás.

Descargar a una planta de las partes más dañadas le ayuda a revivir, sea el que sea el origen de su mal estado, ya que así le resulta más fácil recuperarse si tiene menos tallos y hojas que mantener.

Te irá bien con plantas que admiten una buena poda, como el ficus benjamina, potos, hiedras, azaleas, kalanchoe

No volverá a pasar si te aseguras de que no están expuestas a corrientes de aire ni a cambios bruscos de temperatura, dos de las causas más frecuentes de la pérdida de hoja.


4.- ¿No crece?

Lo notarás porque las raíces sobresalen por los agujeros de drenaje del tiesto, incluso pueden sobresalir por la parte superior. Además la parte aérea (tallos, hojas y flores) aparece demasiado grande y desproporcionada en relación a la maceta.

Cambia la planta de maceta, la nueva maceta debe ser SOLO un poco mayor que la anterior. A veces cometemos el error de pasarla a un contenedor muy grande, con lo que no mejoramos su estado.

La maceta muy pequeña en relación al tamaño de la planta puede llegar a provovar su muerte, ya que en este caso el control de agua y abonaos tiene que ser mucho más exacto, lo que no es fácil.

Te irá bien con todo tipo de plantas, pero es imprescindible en el caso de la kentia o la chamaedorea para seguir creciendo sin peligro de volcar y del asplenio, peperomia, gardenia.

No volverá a pasar si transplantar tus plantas cada primavera a un tiesto sólo un poco mayor. Deja de trasplantar cuando no quieras que siga creciendo, en ese caso debes renovar la capa superior del sustrato en esa misma época.


5.- ¿Hojas amarillas?

Lo notarás porque las hojas, incluso las más jóvenes, empiezan a volverse amarillas. Si amarillea alguna hoja madura y de forma esporádica, no debes preocuparte, es normal que la planta renueve las hojas más viejas.

Coloca las plantas en un sitio donde no reciba los rayos directos del sol, el exceso de luz es la causa más común del amarilleo. La cosa es más complicada cuando se trata de plantas que necesitan máxima iluminación. En este caso, debes asegurarte de que las ventanas tienen cortinas o visillos que permiten pasar el sol pero tamizando la luz.

Te irá bien con las plantas que necesitan mucha luz, pero no toleran el sol directo como la pílea, potos, cintas, begonias.




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