Las orquídeas poseen unas flores de lo más elegantes y espectaculares. Muchas de ellas recuerdan a diferentes formas de animales: como mariposas, pájaros o incluso monos. Originarias de los trópicos, algunas como las Phalenopsis habitan aferrándose a las ramas de los árboles, en cambio hay otras que prefieren vivir en tierra firme.
Debido a que son muy sensibles al frío, las orquídeas en invierno necesitarán unos cuidados especiales para poder mantenerse.
La temperatura mínima ”de confort” que soportan estas preciosas flores es la de 10 grados centígrados. Una vez sabido esto, si vivimos en un clima frío deberemos tenerla en interior. Pero… ¿dónde? Lo más importante es alejarla de las corrientes de aire, especialmente si son frescas, pues podrían dañar las hojas.
No nos debe preocupar que no quiera florecer. De hecho, la energía que tiene en estos meses debe de gastarla sólo en mantenerse viva, lo que se traduce en tener las hojas y raíces en perfecto estado. Pero si nuestra orquídea florece, éso será consecuencia de un clima ambiental idóneo para ella, y no le cortaremos el tallo floral.
El riego durante estas fechas será -más- escaso que en las otras estaciones del año, ya que un exceso de humedad puede propiciar la aparición de hongos y entonces la planta se vería seriamente afectada. También debemos tener en cuenta que no es necesario abonarla; ésto lo podremos hacer a partir de primavera con un abono específico para orquídeas. Para evitar los hongos, cada vez que reguemos deberemos de tirar el agua que se haya quedado en el plato, ya que no le gusta tener el agua encharcada en sus raíces.
Debido a que necesita una alta humedad ambiental podemos tenerla en el cuatro de baño si en esta habitación entra mucha luz. Otra manera de conseguir humedad es colocando otras plantas y/o vasos con agua alrededor.
En cuanto las temperaturas vuelvan a mejorar, nuestra orquídea reanudará su crecimiento y volverá a deslumbrarnos con sus maravillosas flores.
El riego durante estas fechas será -más- escaso que en las otras estaciones del año, ya que un exceso de humedad puede propiciar la aparición de hongos y entonces la planta se vería seriamente afectada. También debemos tener en cuenta que no es necesario abonarla; ésto lo podremos hacer a partir de primavera con un abono específico para orquídeas. Para evitar los hongos, cada vez que reguemos deberemos de tirar el agua que se haya quedado en el plato, ya que no le gusta tener el agua encharcada en sus raíces.
Debido a que necesita una alta humedad ambiental podemos tenerla en el cuatro de baño si en esta habitación entra mucha luz. Otra manera de conseguir humedad es colocando otras plantas y/o vasos con agua alrededor.
En cuanto las temperaturas vuelvan a mejorar, nuestra orquídea reanudará su crecimiento y volverá a deslumbrarnos con sus maravillosas flores.
Fuente: Jardinería ON
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