En muchos casos resultará necesario apagar la angustia y encender la fe
Las adversidades siempre estarán allí, en cualquier cosa que hagamos, en cada paso que demos, aunque dependiendo del cristal con que se miren corresponderán a un problema, a un obstáculo, a una experiencia, a una lección, a un escalón… todo dependerá de cómo decidamos afrontarlas.
Mientras para algunos es común sentir angustia, la cual no hace otra cosa distinta a nublarnos la mente, a ocultarnos salidas de emergencia, a no dejarnos pensar con claridad y a no poder despegarnos de lo que nos agobia, para otros es factible asumir con serenidad y especialmente con fe las mismas situaciones, obteniendo sin lugar a dudas, resultados completamente diferentes.
No sabemos a ciencia cierta cómo opera la fe, pero el simple hecho de creer que algo ocurrirá, sin dudas, sin titubeos, sin peros, es lo que hace la diferencia, no importa tanto en qué o en quién se deposite esa fe, solo basta con creer que funcionará, que obtendremos inclusive algún tipo de intervención a nuestro favor, para que las cosas fluyan de manera más relajada.
Es como si asumiéramos que alguien nos ayuda con nuestra carga, que en realidad no estamos afrontando solos lo que nos puede angustiar, que algo más allá de lo que podemos explicar y entender está actuando en pro de nuestro beneficio, sin importar si es un ser superior, si es nuestra mente, si es nuestra alma… A fin de cuentas, solo bastará con depositar nuestra confianza y comenzar a ver cómo esas fuerzas que no somos capaces de explicar comienzan a trabajar.
Aprendamos a no angustiarnos, el peor desempeño que podemos ejecutar lo haremos probablemente bajo el estado de la angustia, de la preocupación del estrés, esto no nos quita los problemas de encima, sino que nos roba la paz. Aprendamos a confiar, en lo que queramos, a mí me satisface pensar que el universo siempre quiere lo mejor para mí y que si me calmo, entraré en la misma frecuencia de esa capacidad creativa, que me mostrará caminos a tomar, que me dará señales, que me enseñará a usar herramientas… y que finalmente me conducirá por la vía que necesito para mi evolución y crecimiento. Apaguemos la angustia y encendamos la fe.
Fuente: Reflexiones
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