Los Buenos Amigos Se Ven En Los Malos Momentos



Los Buenos Amigos Se Ven En Los Malos Momentos


En tus peores momentos sabrás quién merece estar en los mejores.



Hay personas que nos ayudan a no caer en los momentos más complicados. Personas que nos ofrecen su tiempo y su cariño para que nos sintamos mejor.

Un hombro en el que llorar que no te pide nada a cambio, sino que obtiene su gratificación cuando alcanzamos el alivio emocional que tan necesario es en los malos momentos. Ellos son nuestros amigos verdaderos.

Por eso, como se suele decir, en tus peores momentos sabrás quién merece estar en los mejores. Porque esas personas son un ancla de realidad, una apoyo, un enganche hacia nuestra vida y las cosas buenas que albergan en ella.


Las personas más maravillosas de la vida son las que “están ahí”

Es maravilloso contar en la vida con personas que “están ahí” precisamente cuando lo necesitamos. De eso no nos cabe duda. Esos abrazos y silencios compartidos nos completan en momentos en los que el vacío emocional nos acosa.



Retratan en su permanencia el rostro del aprecio sincero, de la bondad, de la metamorfosis de la relación, del empuje, del sostén emocional, de la “poco llevadera” tristeza insondable, de nuestra desconexión, de nuestra impaciencia, nuestra desesperación, nuestro autoengaño.

Esas personas son las que nos han escuchado cuando nuestros ojos estaban empañados de lágrimas, las que han parado los golpes que nos hemos intentado dar a nosotros mismos por temor a que nos hiciéramos un daño aún más profundo.



No es que la presencia de quienes más queremos requiera grandes gestos o visitas de cortesía, más bien hablamos de la compañía, de las palabras de ánimo, del aliento que necesitamos. Así, quienes están en esos momentos en los que no somos agradables ni atractivos, en los que descargamos nuestras frustraciones y somos injustos, en los que el sufrimiento nos impide ser considerados, merecen estar a nuestro lado en los buenos instantes.



Quien permanece, al margen de todo, a nuestro lado cuando estamos en penumbra, merece acompañarnos en momentos de gran luminosidad. Merecen agradecimiento, calor, cariño y alegría. Merecen una celebración digna y valiosa, merecen su recompensa.

Recuerda, en tus peores momentos sabrás quién merece estar en los mejores.



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