El arce japonés
El terreno no puede ser calcáreo y debe permanecer húmedo y fresco. Durante los meses calurosos requieren de un riego intenso y si está plantado en maceta se debe transplatar cada tres años aproximadamente a unas de mayor tamaño. Su forma de reproducirse es por semillas que se colocan en agua caliente (a unos 43 grados centígrados) y se dejan en remojo dos días. Hay que plantarlos en verano para que crezcan fuertes.
Este árbol pequeño de hoja caduca tiene un crecimiento en forma de pirámide sobre todo en los primeros años o de domo cuando va teniendo más edad. Sus hojas tienen entre 4 y 12 centímetros de largo y ancho y tienen palmadas lobuladas y punteadas de un color rojizo llegando a ser brillantes en otoño. En verano y primavera presentan un color púrpura rojizo.
Su crecimiento es lento y cuando florece en primavera presenta racimos colgantes que se transforman en frutos alados. No precisa de podas constantes, siendo únicamente necesarias en los primeros años para modelar su forma. Las podas se tienen que realizar en invierno.
Este precioso árbol presenta como inconveniente su gran sensibilidad a las plagas de orugas y pulgones que se comen las hojas y a las cochinillas. Esta peculiaridad le hace que no sea apto para principiantes ya que requiere de cuidados y mimos para un crecimiento óptimo. Si tienes un jardín japonés esta especie no te pude faltar, ya que completará su decoración.
Fuente: pisos.com
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