La Salvia






Salvia en latín es Salvare, que significa “para ser salvos”. Los romanos acariciaban la hierba, porque para ellos era una hierba especial, que curaba las mordeduras de serpiente, la depresión y la esterilidad, promoviendo una vida larga.





La Salvia es una de las mejores hierbas para matar bacterias, con variados usos culinarios. Los cocineros italianos la han utilizado por siglos para añadir un sabor saludable a las carnes y hortalizas. La Salvia, además, es un elemento decorativo del jardín.




El cultivo de la Salvia se puede hacer a partir de semillas, aunque es más fácil hacerlo a partir de esquejes. Pinchen un tallo robusto de una planta a mediados de primavera y empujen en el suelo húmedo en un lugar sombreado del jardín. Hay que mantener el suelo húmedo hasta que las raíces se desarrollen un poco.





La Salvia crece mejor en un suelo bien drenado y asoleado. La planta aprecia el clima fresco y el riego frecuente. Hay muchas variedades de Salvia, aunque la más común es la officinalis, o Salvia común, que tiene un color gris aterciopelado, con hojas de color verde veteado profundo y un aroma penetrante.




La planta puede crece a una altura de 2 metros o más. Florece en verano y las flores pueden ser de color rosa, morado o blanco. Las hojas pueden usarse frescas o secas y son las hojas las que contienen la mayor parte de aceite esencial. Para esto, hay que reunir el follaje seco en un montón, se cuelga en un lugar oscuro y fresco, que tenga una buena circulación de aire, de modo que a la semana esté seco. Las hojas secas se deben almacenar en un recipiente hermético alejado de la luz.




Fuente: ES JARDINERIA

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