Viviendo en duelo, más allá del dolor
Me he topado en varias oportunidades con madres de brazos vacíos quienes viven en duelo; es decir, han tardado muchos años en sanar, tal vez unos 7 y hasta 10 años o que increíblemente aún siguen viviendo en esa etapa del duelo donde el sentimiento es desgarrador. Ahora pienso yo en voz alta, ¿cómo se permiten vivir tanto tiempo así ? (sin ánimos de juzgar a absolutamente NADIE) más bien de preguntar el porqué de esta situación.
Hablando desde mi experiencia, yo me sentí tan, pero tan mal que era imposible que mi cuerpo y mi alma pudiese soportar tanto tiempo vivir en duelo, por eso no descansé en invertir en mi sanidad, para mí definitivamente nada era demasiado, siempre pensaba que lo que hacía era poco. Me atrevo a decir que gasté mucho dinero en ello, gracias a mi esposo que me permitió hacer absolutamente todo lo que quise, jamás me dijo “¿necesitas más?” simplemente me dejaba fluir porque sabía perfectamente que era por mi propio bienestar psicológico.
Psiquiatras, psicólogos, terapeutas, viajes, deportes extremos, consteladores familiares; curas iban y venían pero para mí nada era suficiente, cuando medio me cansaba de uno ‘brincaba’ a otro pero con la plena convicción de que todo era a favor de volver a vivir una vida absolutamente normal.
Si usted quiere seguir viviendo en duelo, yo no soy nadie en su vida para decirle que no lo haga, pero intente reflexionar un poquito, es mejor sufrir por un tiempo mientras va en camino a la sanación que seguir sufriendo por algo que ni usted, ni nadie, ni Dios, va a poder revertir. Su situación está en sus manos, todo es cuestión de fuerzas y voluntad.
Intente siempre hacerse esta pregunta: ¿Usted cree que a su hijo le gustaría saber que su mami nunca fue feliz por su causa? No le haga eso a la memoria de su hijo, usted puede pensar y tal vez autocastigarse pensando que siendo feliz lo está traicionando y no se lo perdona, pero créame que no es así, le habla con el corazón una sobreviviente a la pérdida de un hijo. ¿Para que torturarnos sin necesidad? Pregúntese: ¿Esto que me estoy haciendo a mi misma me va a devolver a mi hijo?” ¿No, verdad? Trabaje para siempre llevar a su hijo dentro de su ser pero desde el amor y no desde el dolor.
Yo llevo a mi hija dentro de mí y le aseguro que jamás, jamás la olvidaré. Así que, si yo viví lo mismo y pude, ¿Por qué usted no?
La clave es: LA VOLUNTAD. “Querer es poder”.
Si eres de las mujeres que se ha sumergido en el dolor y el sinsentido por un tiempo prolongado y se niega a salir de allí, sería bueno autopreguntarse: si no te atreves a salir de allí, ¿cómo descubres que puedes comenzar de nuevo? Que puede volver a salir el sol y con él los colores del arcoíris.
Te doy un consejo, el mismo que le regaló un padre amigo a una de mis amigas: “Haz de tu dolor un jardín en el que cultives solo flores y esas flores es tu hijo angelito. Respondeme algo ¿dónde crees que está tu hijo angelito? ¿enterrado y muerto en el cementerio? ¡NO! ellos viven contigo y en tu corazón. Dicho esto, entonces cultiva ese sentir y transformalo. Un jardín se cuida, se riega con amor, uno está pendiente de que le de sol o le pone sombra si hay mucho sol, lo abona, le aleja las hormigas o la plaga.Te invito a que hagas del dolor un jardín y haz que florezcan esas flores, las más hermosas: Tu hijo angelito”.
A veces pienso que el duelo es como cuando tienes que recoger alguna reguera o pararte de la cama a hacer oficio. Sabes que tienes que hacerlo pero te quedas holgazaneando y dices “ahorita me paro y lo hago”… Así creo que es el duelo. Tú sabes que tienes que salir de esto. Levantarte y seguir. Pero te tomas tu tiempo y dices “ya va, ahorita, un ratico más”, hasta que ya ves que es OBLIGATORIO QUE LO HAGAS y sigues. Hay que dejar el egoísmo y pensar en los que están con uno. Tu pareja, tus hijos (si tienes más), tu mamá, tus hermanos, tus sobrinos.Todos sufren de verte y quizás nadie se atreve a ayudar porque tampoco sabe. Sólo se limitan a “entenderte” o juzgarte.
No hay nada peor que inspirar lástima y echarse a morir.
Cuando ha pasado más de dos años y aún sigues igual, viendo que no avanzas sino que estás estático y que más bien retrocedes, lo mejor es tener la humildad de reconocer que no puedes sola y salir a buscar ayuda.
Fuente: Mirar al Cielo
No hay comentarios.:
Publicar un comentario