Streptocarpus x hybridus
Nombre común: Estreptocarpo
Estas singulares plantas de bella floración y de las que existen varias decenas de especies son parientes cercanos de las Violetas africanas y como ellas también tienen un origen africano.
En su ambiente natural crecen en suelos húmedos de bosques montañosos del sudeste de África y en la isla de Madagascar, los cuales guardan una elevada humedad durante todo el año.
Pese a que la Streptocarpus tiene un aspecto que la hace parecer algo delicada, se trata de una planta que disfruta de una gran resistencia y tolera algún descuido por nuestra parte, fundamentalmente con el riego.
Llama la atención sus hojas brillantes, de gran tamaño con una textura y apariencia rugosa, con un nervio central muy marcado y que están dispuestas formando una roseta abierta.
Las flores de vivos colores con forma de embudo son grandes, abundantes y de delicados colores.
Los finos pedúnculos están provistos de una o varias flores de las que se pueden encontrar en todas las tonalidades de malva, rojo, rosa o blanco. Las hay también bicolores, con bonitos diseños en la garganta o con los bordes suavemente rizados.
Comienzan su floración generalmente a mediados de la primavera y permanecen en flor durante largos periodos de tiempo.
Prosperan en un sustrato ligero, rico en humus; algunas de estas especies viven en su entorno original como epifitas.
Necesitan un emplazamiento luminoso o semi luminoso (pero que no sea soleado) y con temperaturas cálidas durante todo el año.
Se ha de regar prácticamente a diario y de forma copiosa en verano y mucho más moderada el resto del año; siempre con agua no calcárea y que esté levemente tibia, procurando que el agua caiga únicamente sobre la tierra evitando en lo posible mojar sus hojas, ya que el contacto permanente con el agua las estropea.
Hay que aportarle un grado suficiente de humedad en el aire pulverizando con frecuencia la zona de su alrededor.
Pese a que la Streptocarpus tiene un aspecto que la hace parecer algo delicada, se trata de una planta que disfruta de una gran resistencia y tolera algún descuido por nuestra parte, fundamentalmente con el riego.
Llama la atención sus hojas brillantes, de gran tamaño con una textura y apariencia rugosa, con un nervio central muy marcado y que están dispuestas formando una roseta abierta.
Las flores de vivos colores con forma de embudo son grandes, abundantes y de delicados colores.
Los finos pedúnculos están provistos de una o varias flores de las que se pueden encontrar en todas las tonalidades de malva, rojo, rosa o blanco. Las hay también bicolores, con bonitos diseños en la garganta o con los bordes suavemente rizados.
Comienzan su floración generalmente a mediados de la primavera y permanecen en flor durante largos periodos de tiempo.
Prosperan en un sustrato ligero, rico en humus; algunas de estas especies viven en su entorno original como epifitas.
Necesitan un emplazamiento luminoso o semi luminoso (pero que no sea soleado) y con temperaturas cálidas durante todo el año.
Se ha de regar prácticamente a diario y de forma copiosa en verano y mucho más moderada el resto del año; siempre con agua no calcárea y que esté levemente tibia, procurando que el agua caiga únicamente sobre la tierra evitando en lo posible mojar sus hojas, ya que el contacto permanente con el agua las estropea.
Hay que aportarle un grado suficiente de humedad en el aire pulverizando con frecuencia la zona de su alrededor.
Para que florezca de manera copiosa e ininterrumpida es muy eficaz eliminar las flores a medida que se vayan marchitando, dejar las flores ajadas en la planta solo la afea y consume su energía.
Cuando se propagan por medio de semillas y dependiendo de la época de siembra las plantas florecerán de abril a junio o en agosto.
Otra buena manera de reproducirla es mediante esquejes de hoja en primavera, aunque esta posibilidad es algo más compleja. La división de la mata es otra opción factible.
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