viernes, 13 de enero de 2017

El Jacinto







El jacinto

La flor de invierno




























El Jacinto (Hyacinthus) pertenece al género de las perennes y bulbosas, subfamilia de las escilóideas dentro de las asparagáceas.


Hablamos de una planta muy valorada porque proporciona un olor fragante de optimismo en medio del invierno y la primavera. El Jacinto es el único capaz de proporcionar una sensación de alegría durante los días oscuros. Sus colores vistosos compensan la iluminación de los últimos meses del año.


Existen diversas variedades de Jacinto, pero la más común es la que goza de mayor floración y fragancia. Es una planta bulbosa típica holandesa, y aunque sus orígenes la ubican en Siria e Irak, es cierto que fue una planta muy cultivada a orillas del Mediterráneo y más tarde en Francia. El Jacinto nos ofrece un perfume exquisito y un sinfín de colores, así pues podemos encontrarlo en azul, púrpura, rojo, rosa, amarillo, naranja y blanco.

























La leyenda del Jacinto

Su nombre deriva de la mítica figura de Jacinto, el guapo hijo del rey espartano Amiclas. A Jacinto, el Dios Apolo lo amaba por su belleza, pero accidentalmente lo mató con un lanzamiento de disco. La sangre fluyó lejos de la cabeza de Jacinto, y allá donde cayó nació una hermosa flor a la que Apolo le puso el nombre de su amigo. Esta cosecha de plantas de Jacinto, de muchos siglos, sigue gozando hoy de total belleza y miradas de admiración.

El Jacinto como planta típica de floración exuberante te hace sentir muy bien. Y es que un Jacinto te proporcionará emociones, lo cual es idóneo sobretodo durante los días más oscuros del año, así que coloca uno en tu habitación y anima a todos a hacer lo mismo.


























Cuidados

El Jacinto es una planta muy llamativa, que es capaz de alcanzar los 25 cm. de altura, formada por una gruesa y densa espiga llena de flores. Para disfrutar de esta hermosa planta puede comprar los bulbos y plantarlos en otoño para que florezcan a principios de la primavera. Es importante que la maceta esté bien drenada, ya que un exceso de agua puede pudrir las raíces, por lo que no hay que dejar nunca agua en el plato.

El riego debe ser frecuente pero con poca agua, la tierra no debe quedar nunca seca del todo, y no hay necesidad de añadirle fertilizantes.

Para conservar los bulbos para la siguiente floración lo más recomendable es cortar el tallo principal, una vez las flores y las hojas se han secado. A continuación sacar el bulbo de la tierra, limpiarlo con un paño y dejar que se seque. Finalmente se pueden envolver el papel de diario y guardar en una caja, en un lugar fresco y oscuro, colocando el nacimiento del tallo hacia arriba, y hasta su próxima replantación.









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