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sábado, 30 de agosto de 2014

Falsas Apariencias



Y la multitud de los que habían creído eran de un mismo corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que se poseía, sino que tenían en común todas las cosas (Hechos 4:32).

En los primeros capítulos del libro de los Hechos, observamos el comportamiento que se manifestaba en los primeros cristianos. La sinceridad y la unidad que mostraban por medio de sus hechos era producto de la obra hecha por Dios en Cristo en cada una de sus vidas por medio del Espíritu.

En cambio en el capítulo 5 del verso1-11 se nos muestra una conducta diferente, que es una verdadera advertencia para nosotras hoy día. Ananías y Safira, ejemplos de falsos cristianos, personas que estando en medio de ellos, no lo eran en realidad; antes bien, con su conducta manifestaron no conocer a Dios y en sus actos de aparente piedad, buscaron engañar a Dios y a todos. Lamentablemente queriendo engañar a otros, se engañaron a sí mismos pues estaban llenos de falsa apariencia.

De la misma manera, a nosotras no nos basta con vivir como cristianas y hablar como tales, pues esto no nos servirá de nada si solo es apariencia y no realidad. Lo cierto es que las verdaderas hijas de Dios mostrarán con naturalidad la obra que Dios ha realizado en sus vidas (Ef 2:10) pues la regeneración del Espíritu Santo es algo que no se puede fingir. Tampoco el mandamiento bíblico es algo que buscarán adaptar a sus consideraciones, conveniencias o ambiciones, porque pretender engañar a Dios es engañarse a si mismas.

Si hemos sido salvas y en verdad somos hijas de Dios, tenemos entonces como resultado en nuestras vidas la santificación (Rom 6:22) y estaremos dispuestas a darlo todo por Cristo. No es algo que se mostrará en apariencias, será una realidad, impactará a todos los que nos rodean.

Al igual que los primeros cristianos, no podremos dejar de decir lo que Cristo ha hecho en nosotras (Hch 4:20), y será el testimonio no de nuestro poder o capacidad, sino el poder transformador de Dios en Cristo, en ti y en mi. Seremos entonces mujeres ¨para alabanza de la gloria de su gracia¨ (Ef 1:6).

Oración: Amado Señor, no podemos expresar la gratitud por lo que has hecho a nuestro favor. Permítenos serte fiel, estar firmes y constantes creciendo en la obra del Señor siempre (1Cor 15:58), y mostrar por medio de nuestra conducta el cambio que has obrado en nosotras, siendo halladas fieles y no falsas. Descansamos en ti y la obra de Cristo. Por Jesús te lo imploramos, amén.

Alabanza Sugerida: Sublime Gracia, BLEST - http://www.youtube.com/watch?v=por9HkuwyAI

Rosa Glennys Rodríguez para Maestras del Bien © 2014 - Derechos reservados www.maestrasdelbien.org



Fuente: MAESTRASdelBIEN.org

De Mayor Estima





… Cosa de estima el fruto del vientre (Salmos 127:3).

¡El fruto del vientre de la mujer es bendito!

El maravillado Salmista dijo en el Salmo 139:13 y 16: “Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Mi embrión vieron Tus ojos, Y en Tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas”.

Los hijos eran motivo de gran regocijo y celebración puesto que la vida del judío giraba en torno a la familia; trabajaban, adoraban y compartían juntos. Ser madre era el anhelo y realización de cada mujer por:

1. Orden y deseo natural (Gn 1:28)

2. Evitar el menosprecio (Gn 29:31, 1 Sam 11:1)

3. Provisión de un heredero (Gn 15:3)

4. Ser recipiente de la bendición de Dios (Sal 127:3-5)

Por esto mujeres estériles como; Sara la mujer de Abraham, Ana la mujer de Elcana, y Elizabeth la mujer de Zacarías se volvieron a Dios, al dador de la vida en su deseo de concebir. Y este debe seguir siendo el deseo natural de toda mujer.

La maternidad no es una estrategia para retener a un hombre, obtener beneficios del gobierno o asegurar una herencia. La maternidad es un don de Dios que dignifica a la mujer, le provee de familia y le permite proyectarse en la sociedad.

Amada, retén al hijo de tus entrañas. Si no has podido concebir, derrámate ante Dios sabiendo que Su respuesta, será lo mejor para el propósito que tiene en tu vida. Considera como Maestra del Bien, la oportunidad de ser la madre de algún niño desamparado.

Oración: Padre, gracias por la oportunidad de ser madre, ¡que gran bendición! Te alabo en el nombre de Cristo Jesús, amén.

Alabanza Sugerida: Yo Confío En Ti, DMontero - http://www.youtube.com/watch?v=9A96oB4b0cw

Violeta Guerra para Maestras del Bien - Derechos Reservados © 2014 – www.maestrasdelbien.org




Fuente: MAESTRASdelBIEN.org